Category : Stories
Sub Category : Drama
Una tarde cualquiera, me tocó el turno al bate. Temblando me cuadré en el plato y lo tomé con las manos sudorosas. Nuestro parque de pelota era el
solar repleto de cadillos detrás de la casa de Chuíto. El terreno del cuadro era malo, de un color rojizo que manchaba la ropa pero lo suficientemente
grande para nosotros. Vi al pitcher burlón acercarse varios pasos, y todo el cuadro hizo lo mismo. En el center conversaban como si nada los tres files
distraídos, uno de ellos tirándole piedras a las garzas.
—¡Ahí va una mamita! —dijo el pitcher lanzando la bola por debajo del brazo. Apreté el palo doblado de guayaba y cerré los ojos. Hice swing a lo loco y
sentí el choque de la bola de goma contra el bate. Al abrir los ojos vi a todos los jugadores del cuadro dándome la espalda y por un segundo me confundió
el silencio.
—¡Corre! —gritaron al unísono mis compañeros y algunos vagos que allí estaban. Salí corriendo sin saber en qué dirección iba la pelota. Camino a primera escuché a alguien decir "¡qué camión!" por la poca velocidad de mis piernas. Doblé asustado mirando a todos lados y me deslicé sentado sobre el terreno pedregoso llegando safe a la segunda base.
No recuerdo si perdimos o ganamos el partido. Me embasé y eso era todo lo que importaba.
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