Category : Stories

Sub Category : Science Fiction

Sentado ahí otra vez como de costumbre, atacado por mosquitos e invadido por un escalofrío que recorre el centro de mi espalda y brazos al pensar en la noche y lo que aguarda en ella, mientras que el sonido del viento recorre las hojas viejas de árboles jóvenes de palma tropical puestos ahí estratégicamente con el fin de decorar y alimentar la vista del turista dando la sensación de que te vas asentando a la  jungla a cada paso que das mientras cruzas el camino para llegar a las cabañitas con techo de paja. Desde mi sitio es posible ver el cielo pero hoy no se dibujan estrellas en el como de costumbre, solo y tan solo al horizonte se visualiza la silueta de más arboles uno detrás del otro entre sombras y oscuridad. Escuchar el vaivén de las olas del mar es lo que más me reconforta por el momento trayéndome antiguos recuerdos de la niñez, también este mismo sonido se ha convertido en la sonata inherente de mi hogar con el cual alguna vez soñé que iba a habitar. Ese persistente sonido de oleaje es la cura de viejas penas aunque yo siendo ciertamente un esclavo en tiempos modernos he aprendido a adueñarme de este lugar, mi lugar de trabajo y las cosas que lo rodean, como la naturaleza que se empeña en soltar y dejar ver toda su majestuosidad sin mesura a cada instante, a cada noche como la de hoy... con el paso de los años he aprendido a escuchar un poco mejor, aún no soy digno de descifrar el mensaje que este tiene, ni he podido siquiera asomarme entre sus faldas, pero ahora solo lo escucho y no como un buen oyente si no como un niño, un niño que a partir de las ganas de descubrir se encuentra ahí, todo ansioso y lleno de curiosidad por aprender, esta vez sin contenerse de la ganas por preguntar, esta vez sin miedo de reprimir sus sentidos, dejándose llevar por el cobijo que este le trae, sufriendo el cambio orgánico del momento, arrastrado por otras fuerzas sublimes de la noche que a veces atrapan e inmovilizan ¿y que?... si vuelvo a sentir el calor en mi pecho como aquel día ¿y que?... si vuelvo a ver otro amanecer naranja como hoy.

Mario Martín Del Campo